La batalla de Trafalgar: la hegemonía británica en el mar

| Javier Gómez

Batalla de Trafalgar

Apenas días después de la gran victoria napoleónica en Ulm sobre los austríacos, Napoleón Bonaparte hubo de enfrentarse a una de sus derrotas más dolorosas ante los que eran su rival más temido y consistente, Gran Bretaña, el único país que por sí solo podía hacer frente a la expansión de su gran imperio.

Desde que en el año 1803 habían comenzado nuevamente los enfrentamientos entre británicos y franceses, Napoleón tuvo por objetivo la invasión de Inglaterra. También desde entonces, y ante la previsión de que franceses y españoles (el otro gran rival de los ingleses) se aliaran, la Armada británica se había estado reforzando y entrenando.

La batalla de Trafalgar no fue sino el enfrentamiento definitivo final entre británicos, por un lado, y franceses y españoles por otro, que resultó de aquella descabellada maniobra estratégica de las tropas napoléonicas dirigida en primera instancia al bloqueo del Canal de la Mancha y a la posterior toma de las islas británicas.

Napoleón planteó para ello un ataque a las posesiones de Gran Bretaña en el Caribe, con el fin de alejar a la Armada de las costas inglesas. Una vez allí, separada la Armada de las islas británicas y lejos de su defensa, los barcos franco-españoles se dirigirían inmediante hacia Inglaterra. Sin embargo, las previsiones de Napoleón fracasaron cuando al regreso de aguas caribeñas quiso la mala suerte que, a su paso por las costas de Finisterre, el 22 de julio del año 1805, los aliados se encontraran con una flota inglesa que evitó que los barcos aliados se dirigieran al Canal de la Mancha y finalmente tuvieran que poner rumbo al sur, al amparo del puerto de Cádiz, con la Armada británica siguiéndole los pasos.

Bloqueados en Cádiz, Napoleón dio la orden en septiembre de regresar a Nápoles, pero Villenueve, con la humillación que había supuesto el fracaso de la operación que él dirigía in situ, hizo caso omiso a las ordenes imperiales por primera vez. Ante esta rebeldía del vicealmirante francés Napoleón decidió llamarlo a París para ordenar su destitución, pero Villenueve, anticipándose a ésta, partió del Puerto de Cádiz al mando de toda la flota aliada, aún contra los consejos de los marinos españoles, para enfrentarse a las fuerzas navales de Horatio Nelson.

El 18 de octubre de 1805 el puerto de Cádiz vio zarpar a los barcos franceses y españoles en dirección a Trafalgar. Apenas tres días después, los 18 navíos franceses más los 15 españoles se encontraron frente a frente con los 27 navíos más dos fragatas británicas.

El lado aliado contaba con superioridad numérica y más cañones, pero la moral y las habilidades de guerra británicas superaban con creces a franceses y españoles después del desastre de Finisterre. Precisamente la potencia de los cañones aliados a larga distancia eran la razón que justificaba a los ingleses la lucha a corta distancia y cuerpo a cuerpo, por lo que Nelson dispuso dos líneas de ataque, una por el centro (al mando del propio Nelson) y otra por el flanco de retaguardia (dirigida por el almirante Collingwood).

Disposición de los barcos en la batalla de Trafalgar

Disposición de los barcos en la batalla de Trafalgar

El ataque del «Victory» tan a corta distancia, sumidos entre las nubes de humo de los disparos y la mayor rapidez de carga y disparo de los barcos ingleses propiciaron la ventaja esencial. Tras capturar el «Bucentaure», el navío estrella francés en el que navegaba Villenueve, el Victory se emparejó con el «Redoutable», desde donde los disparos hirieron mortalmente a Nelson.

Éstos fueron los dos enfrentamientos más importantes que se produjeron en una batalla en la que, además de la pérdida de Nelson y el almirante Collingwood, se produjo la detención de Villenueve y la desaparición de los grandes marinos españoles Churruca, Alcalá Galiano y Gravina.

La gran victoria británica supuso la total hegemonía y el dominio del mar de la flota inglesa durante prácticamente todo el siglo XIX, como lo refrendaron los resultados finales en que, sin haber perdido los ingleses un solo barco, los aliados, franceses y españoles, perdieron 18 naves y contaron con 7.000 bajas humanas entre fallecidos y heridos, cuando por parte británica solo se contabilizaron 1.700 heridos y desaparecidos.

Un poco de turismo

El lugar donde se enfrentaron ambas Armadas puede avistarse desde el cabo de Trafalgar en las costas de Cádiz, en el punto más meridional de la península ibérica, como también desde los Caños de Meca, ambos lugares muy apreciados hoy día por los surfistas. Las playas, pero sobre todo el viento y la calidad de sus olas han convertido este lugar histórico en las delicias de quienes practican este deporte náutico.

Playas de Trafalgar

Hay en esta zona una ruta senderista que bien se puede hacer desde los Caños de Meca hasta llegar al faro que alumbra el final de la Península en el cabo de Trafalgar. De unos dos kilómetros de longitud, y saliendo de los Caños de Meca, habremos de atravesar la playa de Marisucia para adentrarnos en la costa de Trafalgar, un lugar en el que en determinadas horas del día podremos avistar a los mariscadores dispuestos a tomar sus capturas entre las rocas. Con la marea baja, además, aparecen una serie de pequeñas calas en las que, sin despistarnos, podremos pasar un rato muy tranquilo, y desde donde podremos acceder al tómbolo en el que se alza el faro y bajo el cual hay una placa conmemorativa de la batalla de Trafalgar con las palabras que Benito Pérez Galdós le dedicó a la misma.

Columna de Nelson en Trafalgar Square

Columna de Nelson en Trafalgar Square

Lejos de Cádiz se encuentra una plaza que conmemora precisamente a la gran figura heróica inglesa de esta batalla, Horacio Nelson. Se trata de la plaza de Trafalgar (Trafalgar Square) que se encuentra en el mismo centro de Londres. Allí podremos divisar la inmensa columna de 55 metros de altura dedicada al marino y construida en el año 1843, a la que custodian y vigilan unos leones de bronce que son el santo y seña de la plaza, y uno de los lugares más fotografiados por los turistas que visitan la capital inglesa.

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Category: Turismo e Historia en Europa




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