Malta, curtida por siglos de Historia

| Javier Gómez

Vistas de Malta

Malta es un país al que hay que saber querer y conocer. No basta con tomar un avión y visitarlo. Primero hay que empaparse de su pasado y de su cultura y saber que se trata de un país eminentemente histórico en el que templos antiguos y complejos arquitectónicos o megalíticos como los que se encuentran en Hagar Quim o Ggantija son, hoy día, parte del patrimonio que la Unesco ha catalogado como que deben ser protegidos por la Humanidad.

Un poco de Historia maltesa

Es su posición estratégica, en medio del Mar Mediterráneo, el que la hizo convertirse en el objetivo militar de antiguas civilizaciones. Por ello Malta estuvo bajo control griego, primero, y luego romano. Años después, Malta fue una de las primeras comunidades cristianas, desde el instante en que el apóstol Pablo naufragó en sus costas y evangelizó al gobernador Publio y a los indígenas de la tierra. Bizantinos, en el siglo VI, árabes, en el IX, y normandos de Sicilia en el X, fueron sus siguientes conquistadores.

Pero fue en el año 1522 cuando un hecho histórico cambió su pasado para darle un giro total a su Historia. El Imperio Otomano expulsó de Rodas a la Orden Hospitalaria de los Caballeros de San Juan. Necesitaban dónde alojarse, y llegaron a un acuerdo con el Imperio Español, bajo cuya Corona, la de Aragón, se encontraba la isla de Malta.

Así, por el simbólico precio de un halcón maltés anual, los Caballeros de San Juan, hoy más conocidos como la Orden de la Cruz de Malta se quedaron en Malta. Ante el sitio al que fueron sometidos nuevamente por los otomanos en la isla, la Orden de Malta levantó enormes fortificaciones que les sirvieron para seguir con el control de la misma. Jean Parisot de la Valette, su constructor, dio nombre a la que hoy día es su capital: La Valetta.

Las guerras entre turcos y malteses fue encarnizada y cruel. Cuenta la Historia que los turcos desde los barcos, mandaban flotando hasta la isla a los malteses que capturaban, crucificados. En respuesta, los malteses disparaban cañonazos a los barcos con las cabezas de los turcos que ellos capturaban.

Posteriormente en 1798 fue Napoleón el que invadió la isla, pero en 1814 mediante el Tratado de París, por el que la Coalición sometió al emperador francés, el Imperio Británico, aliado con el Reino de Dos Sicilias, se hizo con el mando de Malta. Su lucha, bajo el mando británico, en la Segunda Guerra Mundial, así como su coraje, le valió que Gran Bretaña les otorgara la Gran Cruz de San Jorge, que hoy lucen en su bandera… y fue finalmente, el 21 de Septiembre de 1964 cuando se les concedió la independencia. No obstante, las tropas británicas, y el control, siguió en la isla hasta el 31 de Marzo de 1979 en que se retiraron. Este día es fiesta nacional y se le considera el «Día de la Libertad».

Malta desde el puerto

Un poco de turismo por Malta

Malta es ante todo una ciudad fortificada, producto de sus innumerables batallas y dominaciones, como hemos visto. La primera impresión que se tiene de ella es su carácter militar y sobrio; su rudeza; el paisaje de piedras, y torres que ofrece. Palacios, albergues y hospitales es lo más reseñable de Malta, producto de las construcciones que en tiempo realizaron los Caballeros de la Orden de Malta.

La Valetta es la capital de la isla. Los muros del famoso fuerte de St. Elmo es la primera vista que se tiene cuando se va de crucero. En la ciudad se encuentra la catedral de San Juan, la más rica de toda la isla. El suelo es digno de admiración, aún cuando no puede pisarse, pues en él se encuentra labrado en mármol, los nombres de los grandes apellidos de la cristiandad que defendieron en tiempos la isla. Además esta Catedral es conocida por la gran cantidad de cuadros pintados por Caravaggio que encierra en su interior.

Tampoco hay que perderse en la capital los jardines Barracca desde los que se tienen unas inmejorables vistas del Gran Puerto y de La Cotonera, en la orilla de enfrente. Allí, en esa orilla, se encuentran Vittoriosa, Senglea y Copiscua, tres antiguos puestos prehistóricos donde merece la pena pasear.

La Valetta Malta

La Valetta, Malta

En Medina, otra ciudad cristiana se encuentra la Catedral de San Pablo. Muchos la consideran como la gran joya desconocida de la isla, por su tranquilidad, por el relax que se respira en ella, rodeada de una gran campiña llena de cipreses.

Mosta, con una iglesia cuya cúpula es la cuarta más grande de toda Europa, o el puerto de Marsaxlokk son otros sitios para visitar. Este último es muy turístico pues refleja el auténtico espíritu marinero de la isla, con sus pescadores, sus barcas, sus tenderetes y mercadillos. Y, finalmente, muy cerquita, la Gruta Azul, lugar digno de buceadores, acantilados recortados contra el mar a los que golpean las olas.

Para hacernos una idea, el conjunto turístico lo componen tres islas principalmente: a de Malta, de la que acabamos de describir todas las visitas más reseñables, la isla de Comino en la que destaca la Laguna Azul (no confundir con la Gruta Azul), en la que según la leyenda, Circe retuvo a Ulises lejos de su Penélope durante cinco años; y, finalmente, la Isla de Gozo, quizás la más bonita paisajísticamente, y en la que destaca la ciudadela de Victoria que destaca por su catedral y sus museos.

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Category: Turismo e Historia en Europa




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