Las Guerras del Líbano

| Javier Gómez

Vista aerea de Beirut

Hace pocos días terminé de leer «Mujer de papel«, libro de Rabih Alameddine, en el que su protagonista, Aaliya, una libanesa de unos setenta años que vive en Beirut, cuenta la historia de su vida y de la sociedad que la rodea, los conflictos de su país y las continuas luchas internas producidas por las religiones y las políticas insolidarias y extremistas.

He de confesar que me animó a investigar un poco más sobre los duros enfrentamientos a que se sometieron cristianos y musulmanes en aquel territorios desde que el conflicto estallara por primera vez en el año 1975. Desde entonces, y aunque solapado por frecuentes treguas e hipócritas alto el fuego, la sociedad libanesa se ha enfrentado a casi 30 años de guerra civil y de enfrentamientos con sus vecinos países Siria e Israel, periodo en el que aquel territorio pobre ha perdido buena parte de su patrimonio cultural e histórico con la consiguiente repercusión haca un turismo, fuente de ingresos nacional, que desea volver al Líbano para conocer lo mucho que aún puede ofrecer.

Para saber el por qué de este conflicto habría que remontarse a los antiquísimos enfrentamientos entre israelíes y palestinos. Ha sido el odio visceral entre ambos el que ha sometido a semejante castigo al Líbano, país que había acogido desde fines de los años 60 y principios de los 70 a casi 400.000 refugiados palestinos que habían huido del territorio de Israel desde que se produjera el éxodo judío.

Entre los años 1968 y 1975 el Líbano fue caldo de cultivo de las rencillas religiosas y de siglos de insidias. Allí, la OLP, la Organización para la Liberación de Palestina, formó a una milicia armada con la intención de algún día, lanzar un ataque contra Israel y recuperar parte de su territorio perdido. Tal fue la fuerza de estos grupos armados palestinos en estos años que en poco tiempo controlaron buena parte del sur del Líbano. Era de esperar que los enfrentamientos contra el propio gobierno local no tardara en comenzar.

Las diferentes facciones religiosas del país comenzaron también a armarse, sobre todo, los cristianos libaneses que vieron peligrar la integridad territorial que pretendían defender y así, en 1971, la situación por todo el país estaba ya prácticamente descontrolada. Beirut acabó por convertirse en un campo de batalla en el que se enfrentaban, calle a calle, los cristianos por un lado, y los palestinos por el otro. Tal fue el descontrol de la situación que, finalmente, el propio gobierno libanés acabó por pedir ayuda a la Liga Árabe, y Siria, principal abogado de estas causas en dicha liga, acudió en la ayuda de Líbano para enfrentarse a la OLP.

El punto culminante de aquellos enfrentamientos llegó cuando Hezbolá y los palestinos atacaron directamente a Israel el 11 de marzo de 1978. Atravesaron la frontera libanesa, se adentraron por la carretera de la costa hacia Haifa, y tras asesinar a un turista estadounidense, secuestraron un autobús israelí que marchaba hacia Tel Aviv. En aquel ataque terrorista, conocido como la «Masacre de la carretera costera«, fallecieron 36 civiles y hubo 78 heridos de origen israelí.

Había sido el ataque más sangriento contra el vecino estado judío e Israel no dudó en responder.

Solo tres días después comenzó la «Operación Litani» lanzada por el gobierno israelí de Menahem Beguin. 25.000 soldados israelíes se adentraron por el sur del Líbano hasta el límite del río Litani con el fin de invadir y derrotar a las fuerzas terroristas palestinas. En solo 6 días que duró la ofensiva, Israel tomó una franja de 10 kms. hasta dicho río y acabó con entre mil y dos mil palestinos que allí se asentaban. Como resultado, las Naciones Unidas mandaron unas fuerzas de control que mantuvieran desmilitarizada toda aquella zona del sur del país.

Evidentemente la tensión no cesó. Los palestinos se habían desplazado más al norte, y ahora desde el centro del Líbano, seguían atacando puntualmente a Israel.

El conflicto más importante comenzó en 1982 en lo que se ha dado en conocer como la Primera Guerra del Líbano, cuando en junio de aquel año Israel lanzó la denominada «Operación Paz de Galilea«. Tras el asesinato en el Reino Unido del embajador israelí Shlomo Argov a manos palestinas, Israel decidió adentrarse hasta el mismo corazón del Líbano con el fin de expulsar de aquel territorio, definitivamente, a las fuerzas de la OLP y Hezbolá.

Tras llegar casi hasta los límites de la capital, Beirut hubo de soportar dos meses de intensos bombardeos hasta que al fin los palestinos aceptaron la rendición y abandonar la ciudad. Aún así, los israelíes entraron en la capital, la tomaron y ejecutaron a casi mil refugiados palestinos en lo que se ha llamado las «Matanzas de Sabra y Chatila«. Más de un año estuvo tomada Beirut por Israel hasta que marcharon hacia Sidón. Finalmente, Israel volvió a la zona de seguridad decretada por ellos mismos en la Operación Litani, al sur del país, en el año 1985.

Aunque aparentemente se firmó, con la mediación de Estados Unidos, un acuerdo de paz por el que los palestinos se comprometían a no atacar el norte de Israel, y éstos a no atacar blancos civiles en el Líbano, lo cierto es que los enfrentamientos y las muertes continuaron.

En 1990, sin embargo, parecía que todo se había calmado e incluso se concedieron amnistías a los ex-combatinentes. Sin embargo, el 11 de abril de 1996, el asesinato de varios israelíes al norte del país judío, desencadenó una nueva ofensiva de Israel: la «Operación Uvas de la Ira«, un ataque de 17 días en el que se volvió a bombardear Beirut con más de 25.000 bombas. Por su parte, Hezbollah lanzó más de 600 cohetes al norte de Israel sobre la ciudad de Kyriat Shemona.

300.000 libaneses y 30.000 israelíes perdieron sus hogares y hubieron de huir antes de que volviera a firmarse un nuevo alto el fuego 17 días después del comienzo de la ofensiva.

Aunque en el año 2000 Israel retiró sus tropas de la zona de seguridad al sur del Líbano quedaban demasiadas rencillas y odios como para el fuego se hubiera apagado. Cualquier detalle que supusiera la actuación por parte de uno de los bandos, automáticamente producía la ira del bando contrario. Así sucedió cuando Líbano se apropió con parte del caudal del río Jordan que Israel consideraba suyo lo que motivó que directamente los Gobiernos de Israel y Líbano volvieran a ponerse en alerta, que se recrudecieran las hostilidades y que volvieran a aparecer los frecuentes escarceos.

Conflicto libano israeli

La segunda oleada de tensión llegó en el año 2006 que daría comienzo a la «Segunda Guerra del Líbano«.

El 12 de julio de 2006 Hezbollah anunció que había capturado a dos soldados israelíes al sur del Líbano. Para detenerlos bombardearon varias aldeas y asentamientos israelíes y atacaron a una patrulla militar de la que resultaron fallecidos ocho soldados. A pesar de que los palestinos adujeron que fue en territorio libanés, Israel afirmó que fue dentro del territorio judío y culpó del ataque al propio Gobierno del Líbano, quien amparaba a los terroristas palestinos.

En respuesta, Israel inició la «Operación Recompensa Justa» con la que bombardeó determinados objetivos militares, eléctricos y de comunicaciones del país vecino, y en el que murieron decenas de civiles. Ciudad como Tiro, Beirut e incluso Trípoli sufrieron el acoso del ejército israelí, y en Israel, Haifa fue la que más sufrió con el enfrentamiento.

Este segundo conflicto, dado el suceso que lo motivó, y la desproporcionada respuesta de Israel, tuvo una mayor repercusión internacional que incluso enfrentó a diferentes países. Mientras algunos como Francia, Cuba, Venezuela o Rusia criticaron duramente el ataque de Israel, Estados Unidos, Reino Unido y buen parte de la Liga Árabe acusaron directamente a Hezbollah de haber vuelto a reactivar la tensión en Oriente Medio.

Gracias a la intensa labor diplomática de Koffi Annan en representación de la ONU, finalmente se volvió a conseguir un alto el fuego en la zona e Israel abandonó, al menos hasta el día de hoy, todo territorio del Líbano.

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Category: Turismo e Historia en Asia




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