La guerra entre el imperio británico y los zulúes

| Javier Gómez

Zululandia

El imperio británico era a principios del siglo XX el más extenso que había conocido la Historia. La colonización, con el comercio como verdadera causa de la expansión, se extendió durante casi cien años y llevó al Reino Unido a dominar casi una cuarta parte de la población mundial, con posesiones en todos los continentes, desde Canadá a Australia, desde China a Sudáfrica.

Fue precisamente en el continente africano donde hubieron de sufrir una batalla cruenta y enfrentarse a una amenaza que quizás nadie podía esperarse en la gran city que era por aquel entonces Londres.

Inmersos en la guerra contra los bóers, los zulúes y los matabeles eran tribus indígenas enemigos a partes iguales tanto de ingleses como de los boers. Los primeros llevaban desde mediados del siglo XIX dominando una buena parte del sur de África con un ejército que destacaba por su fiereza y crueldad.

En 1854 su rey era Mpande quien firmó un pacto con los holandeses a los que entregó la zona de Kwazulu Natal para que fundaran la República de Natal. Sin embargo, su hijo Cetshwayo, mucho más agresivo y decidido, se mostró en todo momento contrario a esos acuerdos. Poco a poco fue eliminando a sus hermanos, por nacimiento, con derecho real a la Corona de su pueblo hasta que al fin, eliminados todos ellos y huido el único hermano superviviente, Umtonga, consiguió coronarse rey de los zulúes en el año 1873 tras la muerte de su padre.

El creciente imperio zulú se había vuelto una amenaza directa para los intereses mutuos tanto de los bóers como de los ingleses por lo que éstos hubieron de enviar un Alto Comisionado, sir Bartle Frere, a Sudáfrica, en el año 1874. en los tres años siguientes la emigración de los colonos ingleses hacia la República de Transvaal y el Estado Libre de Orange fue tal que se vieron obligados a negociar la ampliación de las fronteras con el Imperio Zulú.

Una vez más, Cetshwayo se negó no solo a abrir sus fronteras, sino a disolver su temible ejército. La tensión iba en aumento hasta que finalmente el Comisionado envió un ultimátum el 11 de diciembre de 1878. Menos de un mes después y sin haber esperado a que el plazo del ultimátum acabase las tropas inglesas al mando del general Chelmsford invadieron Zululandia.

Se dividieron en cuatro columnas cuyo objetivo era converger en su capital, Ulundi. El primer enfrentamiento en Nyezane parecía asegurar una fácil victoria de los británicos que seguramente acabó por confundir al propio ejército inglés y que sin duda influyó en posteriores malas decisiones militares. Eran 17.000 soldados con una gran capacidad armamentística contra un gran ejército, el zulú, que sin embargo apenas contaban con poco más que sus armas tradicionales. No obstante, no tuvieron en cuenta el enorme número de zulúes que podían poner en liza: hasta 50.000 personas.

Batalla de Isandlwana

Batalla de Isandlwana, Illustrated London News

El 20 de enero los ingleses llegarían hasta Isandlwana, un terreno abierto que el general, seguro de sus capacidades, decidió no fortificar. El segundo error fue dividir al ejército, y sacar a 2.500 soldados para defender a un grupo explorador si ntener en cuenta el enorme número de soldados con los que contaba Cetshwayo.

Mientras el general Chelmsford marchaba con esos 2.500 hombres, gran parte del ejército zulú marchó hacia el campamento de los británicos donde habían quedado solo unos 1.700 soldados al mando de Henry Pulleine. Veinte mil zulúes se abalanzaron fieramente sobre el campamento que apenas pudo aguantar unas horas, las mismas en las que se desarrolló aquella trágica batalla de Isandlwana. 1.329 vidas quedaron en aquella gran llanura; solo 60 europeos escaparon vivos y murieron 52 oficiales. Los zulúes sufrieron pérdidas incluso mayores (la cifran en unos 3.000) pero era tal su número que apenas lo notaron. Aquélla sería la primera derrota del imperio británico en territorio africano.

Aquel mismo día, henchidos por la victoria, marcharon hacia Rorke’s Drift, otro puesto defensivo británico que se encontraba en las cercanías, en la frontera entre Zululandia y Natal. Aquel puesto estaba apenas defendido por 140 británicos que hubieron de enfrentarse a casi 4.000 zulúes, pero con la diferencia, esta vez, de que este puesto sí estaba debidamente fortificado.

Defensa de Rorke's Drift

defensa de Rorke’s Drift – grabado de Adolphe de Neuville

Durante doce horas se sucedieron los ataques de los indígenas que una y otra vez se estrellaron en la resistencia. Tras ese tiempo, exhaustos y hambrientos después de tanta batalla continuada (la de Rorke’s y la de Isandlwana) y habiendo perdido en esta segunda batalla casi quinientos hombres, los zulúes acabaron por retirarse.

Aquella fue una derrota moral absoluta para los zulúes. A pesar de la primera victoria pírrica, sus bajas en conjunto fueron demasiado grande, y sobre todo, enseñó a los ingleses a no menospreciarlos y cómo lucharles.

Las batallas y las pérdidas humanas por uno y otro banco se sucedieron, pero la potencia de fuego de los ingleses no se reducía. En Gingindlovu los zulúes perdieron mil hombres ante las tropas de Lord Chelmsford. Apenas unos días después, el 29 de marzo, perdieron otros dos mil en la batalla de Khambula, y la última, la de Ulundi, el 4 de julio de 1879, supuso la derrota definitiva y el fin del imperio zulú. Solo un mes después, su rey, Cetshwayo, era capturado por los británicos y enviado a Ciudad del Cabo.

El país zulú se dividió en once partes a cuyo frente se colocaron a once jefes entre los que estaba el propio Cetshwayo, su hijo Usibepu e incluso un aventurero de raza blanca, John Dunn. Sir Garnet Wolseley sería el encargado de mediar entre los once jefes tribales, pero aún así, los disturbios acabaron por enfrentar a Cetshwayo con su hijo quien atacó la capital, Ulundi, en 1883, tras lo que definitivamente, el belicoso Cetshwayo hubo de huir a Eshowe, donde murió un año después, en 1884.

UN POCO DE TURISMO

Hoy día se pueden hacer viajes organizados (o para los más aventureros, por cuenta propia) en los que se visita una parte de los campos de batalla de aquella guerra. Si es preciso recomendar un lugar donde quedarse a dormir, lo más recomendable sería en Rorke’s Drift, donde hay varios establecimientos hoteleros. Allí incluso se levantó una iglesia donde aquella fuerza británica de poco más de cien hombres resistió la embestida zulú. Además, en el mismo hotel pueden informar de rutas y tours organizados.

Otra opción un poco más alejada es dormir en Kwazulu-Natal, a unos 90 kms. de distancia. Allí los hoteles son de mucha mayor calidad y más turísticos.

La ciudad sudafricana importante más cercana es Durban, en la costa, importante centro turístico y tercera ciudad más grande del país. Se encuentra a poco más de 250 kms. de Rorke’s Drift.

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Category: Turismo e Historia en Africa




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