La batalla de Barfleur, el fin del Soleil Royal
A finales del siglo XVII Francia e Inglaterra se hallaban enfrentadas en varias disputas; por una parte los ingleses querían frenar la expansión francesa en el Rhin, de otro lado estaba la lucha por el control de las colonias en América y en tercer lugar Francia apoyaba una posible restauración en el trono inglés de Jacobo II en contra de Guillermo III, después de que el primero fuera derrocado en la Revolución Gloriosa.
Es en el marco de esto último donde tiene lugar la batalla de Barfleur en la que Francia perdió parte de su flota y con ella el poderío naval del que había disfrutado hasta ese momento.
En 1692 Luis XIV decide desembarcar en el sur de Inglaterra y apoyar a Jacobo II, para ello debía de atacar a la flota británica, que a su vez, gozaba del apoyo de la flota holandesa, pero el derrocado rey inglés le había prometido a Luis XIV que en el momento del ataque buen número de capitanes de la Armada desertaría para apoyar abiertamente a su persona.
El rey francés movilizó a su flota atlántica con el comandante Tourville al mando y ordenó que fuera apoyada por la flota mediterránea fondeada en Tolón y comandada por el almirante D´Estrées.
La singladura corría prisa para sorprender a los ingleses antes de que fueran apoyados por los holandeses, pero los vientos del Golfo de Vizcaya retrasaron a los buques provenientes de Tolón y Tourville partió al mando de 44 naves con 21.000 hombres.
El retraso de la flota mediterránea favorece a los británicos que además de recibir a sus aliados holandeses, desarticulan la conjura urdida por Jacobo II y los capitanes traidores son apresados y sustituidos por otros leales.
A Tourville le esperaban 99 navíos y 43.500 marineros dispuestos a plantarle cara, por lo que Luis XIV decidió abortar la operación y que los barcos de Tourville buscasen refugio en el Golfo de Vizcaya, uniéndose a los de D´Estrées para esperar órdenes, pero el comunicado no llegó a tiempo.
Tourville al mando del buque insignia, el Soleil Royal, un magnífico navío de tres puentes con ciento cuatro cañones, atacó a su enemigo formando en cuña y dirigiéndose directamente al Britannia, el centro de mando de Russell.
Pero el fuego británico se concentró en el Soleil Royal, en el que se decía, viajaba el pretendiente al trono Jacobo II y, aunque se defendió con bravura, no se pudo librar del acoso y es herido en ambos flancos.
Tras doce horas de batalla la flota francesa no había perdido ningún buque, pero todos ellos estaban muy dañados por lo que deciden girar hacia las costas francesas y buscar refugio. Los daños son tan grandes que el Soleil Royal y otros son remolcados a remo, lo que les impide alcanzar la marea a la hora adecuada y se ven obligados a refugiarse en puertos poco protegidos y de escaso calado, como fueron Cherburgo y La Hogue.
La armada aliada que los siguió, los atacó por retaguardia, hundiendo 15 navíos, entre ellos el Soleil Royal e infringiendo un daño tal a la flota francesa del que jamás se recuperaría.
Si os interesan las batallas navales y los grandes buques de guerra, Planeta DeAgostini os da la posibilidad de construir el Soleil Royal, el buque insignia más majestuoso del reinado de Luis XIV. Una completa colección elaborada por un gran equipo de especialistas y expertos en el tema y con la que podrás construir la maqueta del Soleil Royal, reproduciendo en los más pequeños detalles todo el encanto y la majestuosidad de este buque.
UN POCO DE TURISMO…
Pero si lo que te gusta es visitar los lugares donde ocurrieron los hechos, Cherburgo es un importante puerto francés del departamento de Manche, en la Baja Normandía, que además de haber sido testigo del hundimiento del Soleil Royal, también está relacionado con otro barco histórico, el Titanic, ya que Cherburgo fue la última parada que hizo este lujoso barco antes de continuar su viaje hacia tierras americanas y hundirse en el Atlántico Norte.
En Cheburgo además de visitar el museo dedicado al Titanic, también podrás ver la magnífica colección del pintor Jean-François Millet, hijo natal de esta ciudad, o el Museo de la Liberación, para volver sobre los pasos de la II Guerra Mundial.
Y si lo tuyo es practicar los deportes náuticos el Puerto Deportivo de Cherburgo y sus playas, anchas y limpias, te ofrecerán la posibilidad de disfrutar una magnífica estancia en esta localidad francesa.
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