La batalla de Stalingrado: conociendo la actual Volgogrado
La actual Volgogrado, antigua Stalingrado, cuenta con uno de los pasados históricos más trágicos que pueda presentar ninguna otra ciudad en el mundo. La ciudad rusa fue testigo directa de la conocida como «batalla de Stalingrado«, considerada como la batalla más sangrienta de la Historia, y la que más víctimas dejó a sus espaldas, tanto por el bando ruso, como por el alemán, y por el de las víctimas civiles.
En sus calles perdieron la vida 300.000 alemanes, por casi 500.000 soldados rusos más 100.000 víctimas civiles, habitantes de la ciudad. Stalingrado quedó prácticamente convertida en escombros y marcó, probablemente, un cambio en el transcurso de aquella Segunda Guerra Mundial.
En aquella primavera de 1942, el enfrentamiento entre rusos y alemanes se había vuelto cada vez más cruento. Si las tropas de Hitler habían sido rechazadas de Moscú en el invierno anterior, por contra las tropas alemanas a lo largo de los primeros meses del año habían rechazado posteriormente los envites de los rusos. Con la llegada del buen tiempo, escollo ésto que había influido sobremanera en la derrota anterior, de nuevo el objetivo de Hitler, empecinado en hacerse con aquel territorio, se volvía hacia la zona del Cáucaso y el Mar Negro.
Sebastopol fue el primer objetivo. Apenas dos meses tardó en caer aquella fortaleza cercana al mar lo que le valió a Von Manstein ser nombrado mariscal. El plan de Hitler se dirigía ahora a Stalingrado y el Mar Caspio donde se quería establecer una base naval, y para ello contaría no sólo con tropas alemanas, sino también con rumanos, húngaros y eslovacos. La idea era mandar un primer grupo con el mariscal Wilhelm List hacia el Cáucaso, mientras que un segundo grupo al mando de Von Weichs irían hacia Stalingrado. Bajo su mando, sería la figura más destacada la del general Friedrich Paulus que, con su VI Ejército, sería finalmente el encargado de intentar tomar la ciudad.
Las posturas estaban claras. Era tal el antagonismo entre Hitler y Stalin que la idea de rendición no cabía por ninguna parte. Tanto fue así que el propio Stalin ordenó matar a quienes desertaran, mientras Hitler mandó un comunicado ordenando luchar hasta morir. La actual Volgogrado, erigida en la ribera occidental del Volga, estaba aprisionada por las tropas alemanas, y sólo podía escaparse hacia la otra orilla, donde los propios rusos apostaron ametralladoras para evitar que los habitantes de la ciudad huyeran o que sus soldados desertaran. Una buena parte de las víctimas de esta batalla, por parte rusa, fallecieron de este modo, bajo el fuego propio de aquellas ametralladoras.
Fue el general Vasili Chuikov el encargado de la defensa de la ciudad.
El 1 de septiembre de 1942 la ciudad estaba totalmente rodeada mientras comenzaban los bombardeos de la Luftwaffe, la aviación alemana. En apenas 4 días la ciudad se redujo a escombros. Además, los Stukas alemanes sobrevolaban el Volga ametrallando a las barcazas que llevaban alimentos y munición a la ciudad. Era una carnicería que parecía finalizar cuando las líneas defensivas de la ciudad cayeron.
Los alemanes entraron en los barrios periféricos y posteriormente tomaron incluso el aeropuerto y la estación de ferrocaril, amén de la Plaza Roja de la ciudad. Pero Chuikov, un gran estratega, decidió eliminar las líneas de defensas y luchas en los mismos edificios de la ciudad. La batalla de Stalingrado se había trasladado a las mismas calles en una auténtica «Rattenkrieg», una batalla de ratas, en la que para avanzar había que ir tomando cada uno de los edificios de la ciudad.
Era una batalla larga y sangrienta a la que, sin duda, no estaban habituados los alemanes. Un mes después la batalla continuaba, mientras el hambre, las enfermedades y la desilusión al sentir que aquello no sería tan fácil como se pensaba, se apoderaba de las tropas alemanas.
Mientras, en los despachos rusos, se preparaba la Operación Urano, una tenaza con la que se pretendía aislar al VI Ejército alemán y cortarles el aprovisionamiento.
A pesar de estar advertidos en Berlín, y de que se había hecho notar la acumulación de tropas rusas en ciudades colindantes, Hitler siguió empecinado en continuar con la misma táctica. Paulus, sabedor de lo que ocurría a su alrededor intentó reforzar algunas de sus columnas con los panzers que habían tenido que quedarse en las afueras de la ciudad, pues no resultaban útiles para una batalla callejera. Aún así, aquellos tanques no resultaron suficientes.
Los rusos finalmente atacaron por el flanco más débil de los alemanes, allí donde se apostaban los soldados rumanos, considerados entonces como desorganizados y antiguos. La superioridad rusa, aquel 19 de noviembre de 1942, era absoluta en aquel flanco norte, y el general Vatutin, encargado de aquella operación no tuvo problemas para derrotarlo y dividir así, en dos, al ejército alemán. Paralelamente, al sur de la ciudad, también se desencadenó otro ataque que acabó por atenazar a los rumanos y aprisionarlos, de modo que el puente que defendían, el del río Don, en Kalash, acabó en manos rusas. Habían cortado así el aprovisionamiento de las tropas de Paulus.
Casi 300.000 soldados alemanas quedaron cercados dentro de la ciudad. Sin alimentos, sin medicinas, sin munición. La Luftwaffe era la única que intentaba hacerles llegar aquellos productos, pero era tal la desorganización que el desánimo cundía cada vez más entre los soldados alemanes. Para colmo, estaban de nuevo a mediados de noviembre, con el invernal frío ruso echándoseles encima.
El Führer prometía una y otra vez ir en su ayuda, e incluso se mandó al mariscal Von Manstein con su ejército, pero éste también fue rechazado. Con la retirada de éste, las últimas esperanzas alemanas habían caído.
El 8 de enero del año 1943 el general Rokossovski pidió la rendición, pero en un primer momento éste rechazó la propuesta. El 21 de enero perdieron la única pista de aterrizaje que les quedaba, con lo que incluso, al final, perdieron contacto con la aviación alemana. El 30 de enero, Hitler usó su último cartucho: nombrar a Paulus mariscal de campo con la esperanza de que éste no se rindiera, pues ningún mariscal alemán lo había hecho antes.
Aquello no bastó. Actuando en consecuencia, y frente a los mandatos de Hitler, el ahora mariscal Paulus se rindió el 3 de febrero de 1943.
90.000 soldados alemanes (de los 600.000 iniciales) quedaron bajo custodia rusa, más 750 aviones, más de 1.500 tanques y 8.000 cañones. El VI Ejército alemán fue literalmente exterminado. Un auténtico arsenal, sin duda. De aquellos 90.000 soldados, durante su deportación a Siberia, sólo 5.000 regresaron a Alemania en los años 50, una vez acabada la guerra.
Aquella loca batalla de Stalingrado se llevó la vida de casi un millón de personas…
UN POCO DE TURISMO EN VOLGOGRADO
Queda dicho que la ciudad se levanta en la ribera occidental del río Volga, su principal fuente económico. La reconstrucción de la antigua Stalingrado, se hizo con el apoyo de todos los países aliados, pero siguiendo los planes de la extinta Unión Soviética. Aquella reconstrucción comenzó por los barrios obreros, los adyacentes a las fábricas, cerca del Volga. La ciudad creció así a lo largo del río, de modo que hoy día, ocupa casi 80 kms. de largo.
Volgogrado, llamada así desde el año 1961, tiene dos partes claramente diferenciadas: la de su centro histórico, que parece moderno pero al mismo tiempo bastante frío, pues fue reconstruido siguiendo los cánones del urbanismo soviético. Allí están las principales instituciones, las estatuas y aclamaciones a Lenin y alguna iglesia ortodoxa. La otra parte es la de la zona de producción, la periférica, mucho más pobre, con apartamentos baratos y plazas avejentadas.
Sin embargo, lo visitable de esta ciudad, son los recuerdos que mantiene de aquella batalla histórica.
El principal, sin duda, es el llamado túmulo de Mamái, una escultura que representa a una joven ,espada en ristre, azuzando a sus compatriotas, en una perfecta alegoría de las tan defendidas ideas soviéticas de la Madre Patria por la que luchaban. La construcción tiene 52 metros de altura y para llegar hasta los pies de la misma, primero hay que subir doscientos escalones, uno por cada uno de los días que duró la batalla.
En las cercanías, el único edificio que se ha mantenido tal cual, como reflejo de la violencia de aquella guerra, es el Molino. Por su parte, el Museo de la Defensa es una visita ineludible, pues guarda multitud de recuerdos de aquella guerra: imágenes, armas e incluso una maqueta de cómo quedó la ciudad. Además, cuenta entre sus joyas con uno de los fusiles de Vasili Zaitsev, aquel mítico francotirador al que interpretó Jude Law en «Enemigo a las puertas».
El Museo de la Rendición, por su parte, se encuentra en el que fuera el cuartel general del mariscal Paulus. Otra visita debiera ser el de la fábrica de Tractores, último refugio de guerra donde los alemanes batallaron días después incluso de la rendición.
Es una ciudad fría, en general, pero su pasado histórico, los recuerdos que aún mantiene de aquellos trágicos años de 1942 y 1943, bien valen su visita.
Category: Turismo e Historia en Europa
a los rusos los alemanes los llamaban carne de cañon porque si matabas a uno te salian 5 mas a los generales sovieticos no les importaba perder 7 hombres por la vida de un aleman los rusos ganaron la guerra por cantidad y no por calidad
HOY ES IMPENSABLE UN ENFRENTAIENTO DE ESE NIVEL – CAMBIAMOS LOS HOMBRES – CAMBIO EL MUNDO – PARA DERROTAR A LOS ALEMANES HACIAN FALTA COMBINACIONES MUNDIALES DE EJERCITOS – EN STALINGRADO VENCIERON LOS RUSOS CON APOYO MILITAR Y ECONOMICO DE YANQUIS E INGLESES TODOS BIEN JUNTITOS – SE IMAGINAN HOY DIA MATAR 2 O 3 MILLONES DE SOLDADOS ? – FUE INCREIBLE LO SUCEDIDO EN EL FRENTE ORIENTAL.
me gustaría conocer stalingrado y toda Rusia por lo poco que se es muy linda también visitar la tumba del general vasili chuikov admiro mucho al pueblo ruso por su valiente acción contra los alemanes fueron muchos los sacrificios de los soldados rusos esperemos que este episodio no se vuelva ha repetir para bien de los pueblos ya que las guerras solo traen sufrimiento ha las familias de una nación{soy ecuatoriano}
att… Gonzalo alvarado {guayaquil ecuador}
admiro mucho al ejército rojo y atodo ruso que lucho en la segunda guerra, según mi punto de vista sino fuera por los rusos los fascistas alemanes hubieran conquistado la mitad del globo.
QUE EXCELENTE RECORDATORIO DE LO MALO QUE ES EL IMPERIALISMO DE TODOS LOS TIEMPOS. GRACIAS A LA UNION SOVIETICA EL MUNDO DE HOY EXISTE. QUE PENA LA IGNORANCIA DE ALGUNOS QUE PIENSAN QUE LOS YANQUIS E INGLESES APORTARON PARA LA VICTORIA DE RUSIA, ELLOS QUERIAN LA VICTORIA DE ALEMANIA PARA HACER LAS PASES CON ELLOS Y DEJAR EN NADA TODOS LOS CRIMENES COMETIDOS POR EL FASCISMO.
PERO STALIN Y SU PUEBLO SOLOS,SOLOS LOGRARON LA VICTORIA.
LOS OTROS IMPERIALISTAS (INGLATERRA Y ESTADOS UNIDOS)AL VER LO IRREVERSIBLE DE LA VICTORIA COMUNISTA TUVIERON QUE ABRIR EL OTRO FRENTE QUE LES PEDIA STALIN DESDE 1941 ESTOS AMIGOS DE HITLER ENTRARON EN EUROPA APENAS 9 MESES ANTES DEL FINAL