El enfrentamiento entre Pedro III y Jaime II

| Javier Gómez

Pedro III de Aragon y Jaime II de Mallorca

Enfrentamientos reales los ha habido a lo largo de la Historia en todo el mundo, pero en España contamos con una larga tradición de odios y guerras fraternales. Tal fue el caso de Pedro III de Aragón y Jaime II de Mallorca, hermanos e hijos del rey Jaime I el Conquistador.

Jaime I de Aragón se caracterizó por su capacidad para extender el reino más allá de lo que había heredado. Bajo su gobierno se juntaron los reinos de Aragón, la Corona de Valencia, la de Mallorca, el Condado de Barcelona, los Condados de Rosellón y Cerdaña y el señorío de Montpellier y algunos otros feudos occitanos. Un vasto dominio difícilmente gobernable y que con el tiempo habría de legar a su amplia descendencia.

De su primera mujer, Leonor de Castilla, tuvo un descendiente varón, Alfonso, que falleció a los 38 años y que en principio era su descendiente directo. Casado en segundas nupcias con Violante de Hungría, de esta segunda unión nacerían nueve vástagos de los cuales, los dos primeros varones (su tercer y cuarto descendiente) fueron Pedro y Jaime.

El pronto enfrentamiento entre hermanos y quizás la influencia de su madre, Violante de Hungría, llevó al rey Jaime I, apodado el Conquistador, a decidir legar sus reinos y posesiones entre los dos hijos mayores. Así, el 21 de agosto de 1262, legó a Pedro, su hijo mayor, los reinos de Aragón, Valencia y Cataluña, sus principales coronas, mientras que Jaime II, el menor de los dos, heredó el reino de Mallorca (que comprendía a todas las islas Baleares), los condados del Rosellón y Cerdaña y el señorío de Montpellier.

El malestar que causó entre los partidarios de su hijo mayor, el legal heredero de todas las posesiones, Pedro, fue evidente, lo que no hizo sino aumentar las inquinas entre ambos hermanos. tampoco fue aquélla una decisión bien acogida entre la ciudadanía de Aragón y Cataluña, que consideraron aquella acción como una desmembración de la Corona, además de un menosprecio hacia un Reino que había sido tratado así como mero patrimonio del Rey. Sin embargo, si difícil fue aquella decisión para el rey, más extraña fue que comunicara su decisión con tanta antelación a su fallecimiento, máxime cuando no se le conocía enfermedad ni problema alguna que hiciera sospechar una muerte cercana. Aquella extraña decisión, tomada en el año 1262 estuvo vigente hasta su fallecimiento en el año 1276, catorce años después, y tiempo más que suficiente para que ambos hermanos urdieran las estrategias necesarias para un enfrentamiento que se daba por seguro.

Nada más morir su padre, Jaime II, ya rey de Mallorca, conde de Rosellón y Cerdaña, señor de Montpellier, barón de Omelades y vizconde de Carladés, decidió no prestó homenaje a su hermano Pedro III y no fue sino hasta tres años después cuando hubo de reconocer que sus posesiones eran feudo del rey de Aragón por medio del Tratado de Perpignan (1279) con el que la Corona de Aragón mantuvo el control político económico del reino de Mallorca.

No obstante, y a pesar del vasallaje, ambos hermanos seguían sin comunicación alguna. Sometido contra sus deseos a su hermano Pedro, Jaime II de Mallorca decidió apoyar a Felipe III Capeto quien junto con el papa Martín IV invadió Cataluña y tomó Gerona. Tras derrotar Pedro III a los franceses y rechazar el intento de invasión, en represalía, el rey de Aragón decidió enfrentarse directamente a su hermano Jaime II y tomar las Baleares. Sin embargo, el fallecimiento prematuro de Pedro III el Grande, el 11 de noviembre del año 1285, evitó esta última guerra.

Fue su sucesor, su hijo Alfonso III, el que continuó con la lid, arrebatándole Mallorca, Menorca e Ibiza entre los años 1285 y 1287 territorios que controló la Corona de Aragón hasta el año 1295. Tras el tratado de Agnani, devolvió las posesiones a Jaime II, aunque manteniendo el vasallaje de éste tal cual se había establecido años antes en el tratado de Perpignán.

Perpignan 17 Castillo de los Reyes de Mallorca

UN POCO DE TURISMO

Con un reino muy disperso, Jaime II de Mallorca, decidió trasladar su corte a un punto central, mucho más cercano a las posesiones de su hermano Pedro. Así, la estableció en Perpignán, capital del Rosellón, en el año 1276, donde mandó construirse un palacio que al mismo tiempo le sirviera de fortaleza ante los previsibles enfrentamiento que le esperaban.

Formado en París, y muy culto, el rey Jaime II  fomentó el comercio en todas sus posesiones, convirtiendo a Mallorca y Collioure en dos puertos marítimos esenciales en el Mediterráneo, e impulsó la construcción de palacios, iglesias y fortalezas en todo su territorio.

Precisamente el Palacio de los Reyes de Mallorca fue la sede de su Corte Real. Está rodeado por colinas y se encuentra en la parte más meridional de la ciudad aunque muy cerca del centro de Perpignan. Es un palacio fortaleza de estilo gótico pionero en su estilo, cuyo plano se organiza en torno a un patio central al que se accede por una barbacana almenada. En otro al patio están la Sala del Trono, en el ala sur la gran Sala, para recepciones, y en el frontal las dos capillas, en dos niveles. Tras ellas, las dependencias reales, al norte de la capilla, la del rey, y al sur, la de la reina.

El gran mérito de este Palacio es que es el primer Palacio-Fortaleza que se conoce. Palacios posteriores como el de los Papas en Avignon o incluso el que se construyó Carlos I en la Alhambra, considerados también como palacios-fortalezas, son similares en estructura pero no se les conoce relación alguna con éste de Perpignan.

Perpignan 18 Castillo de los Reyes de Mallorca

PALACIO DE LOS REYES DE MALLORCA EN PERPIGNÁN

  • Dirección: 2 rue des Archers, en Perpignan.
  • Horarios de apertura:
    • Del 1 de junio al 30 de septiembre: de 10 a 18 h.
    • Del 1 de octubre al 31 de mayo: de 9 a 17 h.
    • Cierra el 1 de enero, 1 de mayo, 1 de noviembre y 25 de diciembre
  • Precios:
    • Adultos: 4 €
    • Niños: 2 €
    • Menores de 12 años: gratis

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Category: Monumentos, Turismo e Historia en Europa




Comentarios (1)

  1. Cristina Berna dice:

    Cataluña nunca ha sido un Reino y el concepto de Cataluña no existía en la Edad Media